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CAROLIEN RIEFFE

UNIVERSIDAD DE LEIDEN. PAÍSES BAJOS

La Prof. Dra. Carolien Rieffe dirige el laboratorio de investigación Focus On Emotions en la sección de Psicología del Desarrollo y Educativa del Instituto de Psicología de la Universidad de Leiden, y la Universidad de Twente, en los Países Bajos. Es Profesora de Tecnología de la Interacción Social en la Universidad de Twente y Profesora Honoraria en el Instituto de Educación en UCL (University College London) en Londres.

Estudia el desarrollo de la inteligencia emocional y cómo esto afecta el desarrollo social y la salud mental en los jóvenes. Central en esto es la interacción con el entorno y el papel del aprendizaje social. La Dra. Rieffe investiga a jóvenes de todas las edades, centrándose en comprender el impacto de las diferencias individuales en el desarrollo de jóvenes con pérdida de audición y jóvenes autistas.

El desarrollo de la inteligencia emocional y la salud mental en jóvenes autistas y no autistas

Las emociones juegan un papel crucial en las interacciones sociales diarias y el bienestar. Por ejemplo, la expresión emocional puede señalar cuando nos gusta una persona, cuando queremos cooperar o cuando nos irritamos con alguien. Sin embargo, la regulación emocional es esencial para comunicar estos mensajes de manera efectiva, pero también para prevenir la rumiación y la preocupación excesiva. Estos factores contribuyen a una mejor salud mental. Los niños no aprenden la comunicación emocional y otros factores de la inteligencia emocional automáticamente. Para volverse emocionalmente inteligentes, los niños necesitan comprender dentro de la cultura en la que viven, qué emoción es apropiada cuándo, dónde, hacia quién y con qué intensidad. Para este desarrollo, necesitan acceso al mundo social que los rodea.

A una edad temprana, los niños adquieren diferentes componentes de la inteligencia emocional a partir de sus interacciones diarias con los demás. Durante estas interacciones sociales, o al observar y escuchar a otros, los niños aprenden cómo aceptar sus pérdidas, regularse, cooperar y reaccionar empáticamente. Sin embargo, este desarrollo de la inteligencia emocional puede ser muy diferente para los niños y adolescentes autistas, según sus capacidades y necesidades diferentes, en comparación con sus compañeros no autistas. La alta tasa de comorbilidad (depresión, ansiedad) en los jóvenes autistas debe considerarse en este marco de aprendizaje social, inteligencia emocional y salud mental.

Aquí es importante considerar el autismo como una forma de neurodiversidad y considerar el desarrollo de problemas de salud mental en este grupo especial desde la perspectiva de sus necesidades, capacidades y su visión del mundo social en el que viven.

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