Personalidad y psicopatología en niños y adolescentes: de los rasgos a los resultados y sus implicaciones terapéuticas

Los trastornos del comportamiento perturbador, incluidos el Trastorno Negativista Desafiante (TND) y el Trastorno de Conducta (TC), se encuentran entre los diagnósticos psiquiátricos más comunes en la población infantil y adolescente. Estas condiciones, con una prevalencia global del 5.7 % para cualquier trastorno disruptivo, 3.6 % para el TND y 2.1 % para el TC (Karwatowska et al., 2020), representan una carga social y económica significativa. Identificar los factores psicológicos y ambientales que subyacen a su desarrollo es fundamental para mejorar las estrategias de tratamiento.

Este simposio abordará los factores cognitivos, emocionales y relacionados con la personalidad que contribuyen a los problemas externalizantes en niños y adolescentes. Una de las presentaciones analizará los objetivos de dominancia social como impulsores clave del comportamiento antisocial, mostrando su papel en la activación de la agresión y la inhibición de las conductas prosociales. Otra presentación se centrará en la relación entre el narcisismo, la autoestima y los problemas externalizantes en la infancia, destacando cómo el género modera estas asociaciones. Los hallazgos sugieren que el narcisismo se asocia positivamente con los problemas externalizantes, mientras que la autoestima ejerce un efecto protector.

También se presentarán investigaciones adicionales sobre los rasgos de insensibilidad emocional (CU, por sus siglas en inglés) y el razonamiento moral en el comportamiento agresivo de niños con TDAH y TEA, revelando diferencias significativas en los estilos de crianza, los rasgos CU, el juicio moral y las conductas externalizantes. Finalmente, se ofrecerán actualizaciones sobre Coping Power Universal, una intervención preventiva orientada a reducir los problemas externalizantes en contextos escolares, incluyendo evidencia reciente que respalda su eficacia y los avances actuales en su implementación.

Estos estudios ofrecen una comprensión más profunda de los mecanismos cognitivos y de personalidad que subyacen a los comportamientos disruptivos, brindando aportes valiosos para intervenciones dirigidas a prevenir y mitigar consecuencias adversas a largo plazo.